El proyecto “Historia crítico-tecnológica del cine documental argentino”, dirigido por el Dr. Javier Campo, fue adjudicado en la convocatoria PICT 2019, uno de los instrumentos de promoción de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, organismo dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. 

Este apoyo, que cuenta con una duración de 3 años y un presupuesto de $787.500, permitirá la formación, bibliografía, filmografía y equipamiento y será desarrollado por el Grupo de Investigación y Realización Audiovisual de Tandil (GIRAT), alojado en el Centro de Estudios sobre Teatro, Educación y Consumos Culturales (TEEC) de la Facultad de Arte.

Cabe destacar que fue el único proyecto de investigación en artes en su categoría Equipos de reciente formación,  sobre audiovisual en toda la convocatoria 2019  y el primero, con sus características, en la Facultad de Arte.

Res. 015/2021 Proyectos adjudicados PICT 2019

Sobre el proyecto “Historia crítico-tecnológica del cine documental argentino”: 

Objetivo general: Producir una historia crítico-tecnológica del cine y el audiovisual documental argentino.

La mediación de los dispositivos de captura y registro de imágenes y sonidos son absolutamente trascendentes para un arte que ontológicamente tiene fusionado su hacer a la utilización de máquinas. El cine, junto a la fotografía y luego a la televisión y los nuevos medios audiovisuales, como ningún otro arte, se encuentra íntimamente vinculado con los dispositivos que le permiten ser: cámara, micrófono, cinta, moviola, reveladora, con toda la gama de variedades, aditivos y aplicaciones posibles de las mismas que median entre el realizador y sus objetos de registro y discurso. Los cambios en el conocimiento tecnológico y las innovaciones técnicas aplicadas a los dispositivos de captura, registro y revelado han repercutido profundamente en la historia del cine –y, por extensión, a lo que se denomina de forma más general como audiovisual–. Las narrativas, las representaciones y los discursos desarrollados se han visto enteramente restringidos o liberados según los períodos en su evolución. Es posible considerar al cine como un continuum de cambios tecnológicos y de causas que generaron sus efectos. Del nitrato al celuloide, del silente al sonoro, de lo analógico a lo digital, de la sala de proyección al teléfono celular, de Lumière a nuestros días. Por entender fundamental al sustrato tecnológico, el objetivo general de este proyecto es elaborar una historia crítica del documental audiovisual en Argentina, a partir de los cambios técnicos y tecnológicos.

En este siglo se produjo un incremento exponencial de las producciones cinematográficas y audiovisuales de no-ficción, también se publicaron una gran cantidad de estudios académicos dedicados a indagar en las mismas. Sin embargo, en la Argentina, aún no se han realizado investigaciones que se hayan propuesto elaborar historias críticas integrales del documental audiovisual. Por otra parte, los investigadores han enfocado casi prioritariamente al documental de vertiente política, dejando descuidadas otras producciones de representación artística, cultural, científica, social, etc. Por último, los cambios tecnológicos y aparición de nuevos dispositivos electrónicos para la realización audiovisual no han sido profundamente analizados en su confluencia con los discursos de no-ficción.

Este proyecto de investigación se propone ocupar dicho espacio vacante en los estudios sobre cine y audiovisual argentinos: concentrándose en producir análisis histórico críticos que tengan como objeto de estudio a las obras documentales desde la llegada del cinematógrafo a la Argentina. Las vistas y actualidades de Max Glucksmann y Federico Valle, por nombrar solo a dos de los pioneros con más producciones, presentaron imágenes de la sociedad y las personalidades prominentes de Buenos Aires, desde las primeras décadas del siglo XX. Asimismo, los noticiarios cinematográficos, al amparo del Estado, registraron y narraron los eventos con guión revisado por el gobierno de turno. A partir de 1958 se presenta un nuevo tipo de documental, independiente. En ese año se estrenó la primera versión de Tire dié, el documental realizado en Santa Fe por un equipo de estudiantes y profesionales comandados por Fernando Birri, pilar del Instituto de Cinematografía de la Universidad Nacional del Litoral, la denominada Escuela Documental de Santa Fe. También hacia fines de la década del cincuenta realizadores independientes como David José Kohon (Buenos Aires, 1958), Jorge Macario (Spilimbergo, 1959) y Humberto Ríos (Faena, 1960), entre otros, se dedicaron a la producción de films de no-ficción que se diferenciaron por su abordaje no institucional y sus innovaciones estéticas de los noticiarios cinematográficos, los cuales eran identificados hasta entonces como la única presencia del documental en las pantallas argentinas. Luego se produjeron los films etnográficos de Jorge Prelorán y otros realizadores apoyados por el Fondo Nacional de las Artes, los grupos de documental militante de fines de los sesenta y primeros de los setentas, los realizadores exiliados que siguieron reflexionando sobre la Argentina con imágenes, los documentales de memoria de los ochenta y el cine etnográfico de Cine Testimonio y Cine Ojo, la reaparición de las historias de militancia a mediados de los noventa y del videoactivismo en torno a la crisis del 2001, el documental subjetivo-reflexivo de hijos de desaparecidos, el cine y video experimental con anclaje en lo real y la reciente proliferación de pantallas que favorecieron que el documental saliese del cine para ocupar otros espacios. En este sucinto recorrido, por algunos de los hitos de la historia del cine documental argentino, resulta evidente que su indagación supondrá encontrarse con cambios tecnológicos y aparición de nuevos dispositivos frecuentemente. Por ello es que este estudio problematizará esos hitos desde el lugar de la transformación técnica para el hacer audiovisual.