La Facultad de Arte, a través de la Secretaría de Extensión, apuesta a la implementación y sostenimiento de proyectos territoriales, con el principal objetivo de democratizar el acceso a la producción cultural y ampliar y enriquecer las experiencias artísticas. Uno de esos proyectos es “Arte en la Cárcel” que se desarrolla en el marco del Programa de Extensión de la UNICEN “Universidad en la Cárcel”, que ofrece actividades permanentes y una variada agenda cultural que busca fortalecer su impacto dentro y fuera del contexto de encierro, convocando a artistas de la zona centro de la Provincia. Las propuestas de trabajo de la extensión universitaria ingresan al ámbito carcelario con una perspectiva de acceso a derechos, que comprende que el único derecho restringido de las personas detenidas es el de la libertad ambulatoria y que la Universidad pública procura garantizar acciones educativas y artísticas y generar impactos socioculturales duraderos. La Facultad de Arte , entiende que el valor del proyecto de intervenciones de la UNICEN en la cárcel está dado en la construcción de saberes laborales y de experiencias educativas y de producción cultural de manera conjunta con la población carcelaria.

Es así que desde la Facultad de Arte, conjuntamente con el programa de la Secretaria de Extensión de Unicen y el Centro Cultural Itinerante “El Musguito” suman las propuestas que habilitan estos caminos de la extensión universitaria, en las unidades penitenciarias donde la universidad desarrolla, además, actividades académicas, con el propósito de promover el encuentro y construir sentidos con personas que, en su mayoría, han sufrido en sus trayectos de vida sucesivas vulneraciones de derechos, entre otros, el del acceso a múltiples campos de las arte y lenguajes artísticos.

“El Musguito”, en el camino de la extensión
El Centro Cultural Itinerante “El Musguito” nació en 2015 y en 2019 fue designado como Punto de Cultura por parte del Ministerio de Cultura de la Nación, lo que permitió contar con financiamiento presupuestario para sostener las actividades de contratación de artistas, sobre todo en tiempos de la pandemia. La vinculación con el programa “Universidad en la Cárcel” de la Secretaría de Extensión de la UNICEN –que funciona desde 2012- se inscribe en la misma línea de políticas de educación en contexto de encierro que estaban desarrollando las facultades de Ciencias Sociales y de Derecho en las cárceles de Azul y Olavarría.
Analía Umpiérrez, creadora y coordinadora de este espacio, advirtió algunas cuestiones que seguían pendientes, sobre todo, en lo vinculado a la producción y disfrute de propuestas artísticas y culturales. Entonces, se evaluó la posibilidad de promover la participación de artistas en actividades desarrolladas en las unidades penitenciarias 2,27,38, 7 y 52, pero también la producción de obras por parte de las personas privadas de la libertad que quisieran participar.
“El Musguito” es, justamente, un Centro Cultural Itinerante, que se arma y desarma cada vez, tal cual lo define Umpiérrez: es el brazo cultural y artístico del programa de Extensión y, al mismo tiempo, permite la vinculación conjunta con actividades de investigación, se realimenta en las funciones de todas las personas que participan, como la docencia, la investigación, las prácticas artísticas, como una gran interrelación en ese gran paraguas que es la extensión universitaria.
Recientemente, se presentó su página web www.centroculturalelmusguito.ar  donde se compila información sobre talleres y festivales por donde circulan algunas obras de teatro, además del festival itinerante de cortos. Allí también se puede acceder a las “Contra todo pronóstico”, las giras virtuales que reemplazaron las presentaciones presenciales durante las restricciones sanitarias. En la página, también se encuentran las producciones que se realizaron en los procesos de talleres y algunos otros enlaces de interés.

Las mujeres protagonistas
Clarisa Capdevila es docente del taller de Teatro que funciona en la Unidad Penitenciaria 52, en el marco del programa “Arte en la cárcel” donde también se dicta un taller de cine, a cargo de otro graduado de la Facultad de Arte, José Martín Delgado.
El equipo de trabajo del taller de teatro se conformó en 2014, con Claudia Castro y Betty Troiano, convocadas por el proyecto Entrecruzarte para un programa de Extension de la Secretaría de Políticas Universitarias. Viajaban cada 15 días a la Unidad 52. Allí se conformó el primer núcleo teatral al que decidieron denominarlo ”Mujeres Protagonistas”. A medida que el taller avanzaba en el tiempo, hubo estudiantes, graduades e integrantes de la comunidad de la Facultad de Arte que, por interés personal y profesional, quisieron formar parte del proyecto, tanto desde el teatro como desde la realización audiovisual.  Claudia y Betty armaron un equipo al cual me uní en 2017. Trabajé ad honorem hasta este año, 2021, cuando desde la Secretaría de Extensión se incluyó el taller como proyecto dentro de un programa institucional. Se realizó una selección en una convocatoria de becas de contraprestación, donde quedé seleccionada para co coordinar el taller de Teatro por un lapso de dos años, por eso es importante sostener las gestiones para que la UNICEN, la dirección General de Cultura y Educación de la Provincia o el Servicio Penitenciario Bonaerense legitimen espacios de trabajo como éste, en contextos de encierro, para percibir un salario adecuado al trabajo docente y artístico que se realiza

¿Cómo es la dinámica del taller?
El taller y el programa perciben intereses educativos pero intentamos también que sea un espacio lúdico y de disfrute, donde las participantes puedan reírse para amortiguar un poco el ánimo y el clima en el que viven a diario. Garantizar derechos y educación artística es difícil en contextos de encierro y en tiempos de pandemia, pero hemos trabajado y seguimos trabajando para sostener el taller y mejorar su funcionamiento.
Cada clase es un nuevo comienzo, todos los años el grupo muta, siempre está en constante transformación y trabajamos sobre temáticas que les interesan a las inscriptas. Al finalizar, organizamos una muestra a la que asisten otras personas que que forman parte del programa y compañeras detenidas que no asisten al taller y son invitadas a ver el resultado del proceso creativo.

¿Cómo vivieron la pausa prolongada de las restricciones sanitarias?
La pandemia fue difícil dentro del penal: las chicas no podían acceder a dispositivos personales de comunicación, entonces tuvimos que esperar y comunicarnos con ellas a través de la coordinadora del Programa. Finalmente, obtuvieron los permisos para acceder a dispositivos telefónicos y poder hablar con sus familias y con nosotras: queríamos saber cómo estaban y si tenían ganas de empezar con las clases.
En 2020, corrimos un poco el objetivo artístico del proyecto y nos centramos en fortalecer el vínculo. A medida que transcurrió el año, tuvimos que sortear diversos inconvenientes. La débil conexión digital del penal, la escasa disponibilidad de dispositivos móviles, el gasto económico que las conexiones conllevan y que se pudo financiar desde la universidad, las intermitencias de las videollamadas, el audio, la imagen, etc.
Creo que hicimos lo que Internet nos dejó. En algunos encuentros, ni siquiera alcanzábamos a ver las actividades que habíamos preparado. Sólo valía el hecho de encontrarnos para conversar cómo estaban y qué necesitaban, siempre a través de la pantalla.
Pero, aún en las dificultades impuestas por ese contexto, pudimos trabajar algunas escenas específicas que a ellas les interesaba, a través de videos. Mandábamos la consigna, ellas se filmaban desarrollando la escena en el pabellón y nos devolvían el video. Culminamos el año con un encuentro virtual, mostrando algunas de esas escenas que habíamos trabajado durante muchas semanas en una muestra conjunta con el docente del taller de cine y fotografía, José “Cebo” Delgado.

Volver a la presencialidad
El retorno a la presencialidad significó volver al encuentro, ante todo, sostiene Capdevila. Vernos y hablarnos a la cara, mirarnos a los ojos, tapaboca y protocolos mediante, es muy importante y para hacer teatro, fundamental. Creo que la continuidad de estos encuentros va a seguir fortaleciendo los vínculos y nos va a permitir recuperar el entusiasmo y facilitar espacios de creación artística. La virtualidad quita un poco las ganas y la energía de hacer. La presencialidad, en cambio, nos devuelve la posibilidad de compartir actividades y nos renueva la energía.
Volvimos hace muy poquito, después de mucho insistir y porque el comité de crisis aprobó prioritariamente las actividades presenciales de Extensión. Esperamos terminar el año con encuentros quincenales, en la medida que lo autoricen los permisos y las condiciones sanitarias. Estamos muy felices de volver al encuentro y de generarnos ganas mutuamente, de aprender y crear juntas… no queremos dejar de hacer teatro nunca: “viva el teatro y viva las mujeres protagonistas”, ése es nuestro grito colectivo” al finalizar cada encuentro.