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Siguiendo una tradición familiar, René Mugica se inició en el teatro como actor. Ese cometido lo llevaría en 1939 al cine, que habría de ser su campo más amplio y la culminación de sus inquietudes éticas y estéticas.
Intérprete, ayudante, asistente de dirección y finalmente director. Sus comienzos como realizador coincidieron con la eclosión de la llamada generación del sesenta, a la que cronológicamente no pertenecía. Se formó con el movimiento independiente, Artistas Argentinos Asociados, del cual rescata contenidos y objetivos.
Su filmografía no es extensa pero sí calificada, con títulos tan significativos como El centroforward murió al amanecer, Hombre de la esquina rosada o El reñidero, arquetipos de un cine a la vez clásico y moderno. No se le escapa en el ensayista Fernando Peña las constantes y las líneas entrecruzadas de la carrera de este singular director.