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Cantor de tangos de afinada línea melódica, luego actor de acelerada carrera en películas muy populares, Hugo del Carril vio colmada su vocación al abordar la dirección cinematográfica.
Su actividad política no interfirió como tal en su filmografía, pero evidentemente influyó en la toma de posiciones respecto de la función del cine en la problemática nacional. En sus films importantes sentó la premisa de una militancia que a veces estaba en connivencia y otras en pugna con las estructuras industriales consagradas desde los comienzos de la pantalla sonora. De ahí los altibajos y culminaciones que le son característicos. Dualidades y definiciones de esa carrera han sido analizadas por César Maranghello, un severo investigador del hecho cinematográfico nacional, atento a los vaivenes de una historia que excede sus límites.