Más resultados...
Los Premios “Emilia”
Noviembre de 1984, sábado a la noche tarde, tomo seis hojas oficio, les intercalo carbónicos, le pido a Emilia mi esposa que me ayude, ella me dicta los autores y los títulos de las obras teatrales de mi biblioteca personal, yo tipeo en mi Lexicon 80, pongo otras hojas, otras, seguimos. Amanecidos terminamos de escribir los títulos, -más de trescientos- que por la mañana entregué a los teatristas patagónicos con los que compartíamos jornadas de análisis del teatro regional, en las que un tema común era la enorme dificultad para conseguir textos en nuestra vasta geografía. Esa noche nación la Biblioteca Teatral Hueney. Lo supe en realidad, varios años más tarde, cuando la Biblioteca había crecido y ya escribían teatristas de todo el país, y de uno a otro extremo de la Argentina los grupos teatrales sabían que desde Zapala, al pie de la cordillera “Hugo difundía el teatro argentino”. Hugo, cabeza visible, firmante de las cartas, pagador de los envíos, comprador de libros de teatro, trasnochador incorregible para buscar ese material especial que alguien pedía desde Salta, Hugo tenía un motor enorme que siempre lo acompañaba, que insuflaba acción. Corría con ventaja…
Tan silenciosamente como aquella noche de noviembre, tan sin aparecer y sin reclamos, mi Emilia-motor partió definitivamente este enero, no sin antes darme el empuje necesario para culminar el Festival de Teatro de Humor, poner en escena las obras aquí editadas y premiar a los ganadores. Y pudimos ella y yo, teatristas neuquinos, y muchos corazones solidarios hacer todo eso. Es, en consecuencia, el más justo homenaje que puedo rendirle a su memoria, imponer su nombre a los premios de teatro de humor. En abril entregamos a los autores hoy editados los premios “Emilia”, hermosa estatuilla diseñada y construída por la artista plástica Suyai Ancina de Junin de los Andes, que reciben los galardonados en el Concurso Nacional de Teatro de Humor que la Biblioteca Hueney realiza cada dos años. La próxima convocatoria abrirá en marzo de 2006. Tipearé las “bases” en mi computadora, pero a mis oídos seguirá llegando -estoy seguro- el golpetear de las teclas de mi Lexicon 80 y la voz de mi “motor”, claramente.
Hugo Luis Saccoccia – Octubre 2005
Director Biblioteca Teatral Hueney