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Todos quisiéramos que vomitar fuera un acto íntimo, privado, sin espectadores. Carlos Hilbck lo hace público, lo expone. Es un escritor que da vía libre a lo que lo obstruía y en esa libertad nos empapa a todos. Dramaturgo irreverente, inadecuado, confronta a los miles de demonios que posee la naturaleza humana, los exorciza, y en ese acto nos hace partícipes y nos invita en un salto cuántico de conciencia a enfrentar lo revulsivo. A veces desde el horror, otras veces desde el humor y con intersticios de esperanza.
Hay que ser valiente, tener coraje, para poner afuera los laberintos del dolor humano, del odio, de la decadencia. Mirar a los ojos el propio ser, lo luminoso, sin miedo, sin tapujos. Y decir “acá estoy” a partir de un parto doloroso que vislumbra una nueva vida, un nuevo modo de estar en el mundo, despielado, sin red, pero con la certeza de estar más limpio, más puro, sin máscaras, sin hipocresía.
Leerlo es una invitación a ese acto a veces censurable de vomitar. Vomitamos con él, nos vomitamos y en esa liviandad lo recorremos, nos recorremos en reflexión, en comprensión y paridad.
Febe Chaves
Contiene las obras teatrales: Eltuyo, Pousada, 17, Alicia, Sofá, Huir.