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Incluye las obras: La tierra del buen rey, Cuadro de honor en el purgatorio, Muna, Los tres escalones, Un lugar con fuerza.
Cuando advirtió su condición de tal, cuando tuvo conciencia de su muerte, cuando la realidad le fue inabarcable, el hombre inició la constante exploración de sus límites.
Desde la antigüedad la religión y el mito le brindaron una explicación posible. Con el transcurso del tiempo necesitó más y a partir del siglo XIX esa función exploratoria fue asumida en mayor manera por el arte, en especial por un tipo de literatura. Apareció lo fantástico que introdujo los resquicios por donde se filtra esa otredad que escapa a nuestra sensación de lo real. Lo fantástico comenzó a mostrar las resquebrajaduras del espacio, del tiempo y del individuo. Este sinceramiento continúa en el siglo XX con la aparición de obras perturbadoras que muestran la noción del mundo demolida por las dos guerras mundiales, entre ellas se destacaron las que produjo el teatro del absurdo: tiempo, espacio, individuo, certezas necesarias para instalarnos en la realidad, son cuestionadas, desnudadas, desarmadas. La comunicación, capacidad inherente al hombre, va ser negada.
Alberto Brandi nació en Buenos Aires, Argentina, en 1942. Se recibió de abogado en la UBA. Estudió Bellas Artes en Macalester College en Minnesota, EE.UU. y en la Escuela de Bellas Artes de París. También asistió a numerosos seminarios y talleres de arte y literatura.
En 1972 comenzó a escribir poesía y en 1983 inició su producción dramática. Ha desarrollado en forma paralela sus actividades artísticas y literarias.
Entre 1986/7 hizo la puesta en escena de dos de sus obras de teatro. Entre 1986 y 1998 incursionó en la televisión cultural, y entre 1994 y 2003 participó de la coordinación de Casa de la Cultura, ambas actividades en General Roca, Río Negro, Argentina, donde reside actualmente.
Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas. También ha publicado seis de sus libros de poemas y relatos cortos.