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Incluye las obras: Luci se vino buenita, Sorbos para la verdad, La abuela y el nieto, Cuarteto de oro y Andrés y la muerte.
El siglo XX nos ha dejado, por ahora, algunas certezas de las cuales el arte se ha hecho eco. Entre ellas se destaca la que nos muestra al hombre como un ser en comunicación y la lengua como el instrumento privilegiado para hacer esa comunicación posible. A través de la literatura la lengua se convierte además en un hecho estético.
¿Qué pasa cuando el teatro, arte fronterizo donde lo literario es un lenguaje más, y quizá no el fundamental, cuestiona no solo la palabra, sino fundamentalmente la comunicación? Esta ha sido la tarea que buena parte del teatro occidental del siglo XX ha tomado como propia, en especial el llamado teatro del absurdo. Ya a fines del siglo, y en los comienzos del XXI la pregunta vuelve a ser respondida de muchas, pero en el fondo de la misma manera, en el teatro de Alberto Brandi.
Alberto Brandi nació en Buenos Aires, Argentina, en 1942. Se recibió de abogado en la UBA. Estudió Bellas Artes en Macalester College en Minnesota, EE.UU. y en la Escuela de Bellas Artes de París. También asistió a numerosos seminarios y talleres de arte y literatura.
En 1972 comenzó a escribir poesía y en 1983 inició su producción dramática. Ha desarrollado en forma paralela sus actividades artísticas y literarias.
Entre 1986/7 hizo la puesta en escena de dos de sus obras de teatro. Entre 1986 y 1998 incursionó en la televisión cultural, y entre 1994 y 2003 participó de la coordinación de Casa de la Cultura, ambas actividades en General Roca, Río Negro, Argentina, donde reside actualmente.
Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas. También ha publicado seis de sus libros de poemas y relatos cortos.