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En esta película, Visconti, aún sin pretender resolver uno de los problemas más complejos de la vida nacional -la emigración interior-, al plantearlo en forma acertada, vislumbra y subraya sus errores de valoración y de perspectiva: las causas, o cuando menos algunos motivos sustanciales de la derrota de tantas ilusiones que desembocan en un mísero final.
Como Thomas Mann en la novela, él representa en el cine europeo, junto con Chaplin el más alto realismo crítico. Se asemeja a Mann por su origen, formación, instinto, horizontes e intuición de valores; es, como él, un burgués de su tiempo que ha tomado conciencia de sí mismo, que se plantea a sí mismo y a sus personajes una alternativa, sugiriendo una elección.
Los elementos reunidos acerca del problema de los meridionales en Milán son suficientes para demostrar que tras “Rocco y sus hermanos”, existe una realidad muy parecida al espíritu de la película, y creo que la sensibilidad artística de Luchino Visconti ha intuido sus aspectos esenciales. Quiero decir con ello que la historia de la familia de Rosaria es parecida en su esencia humana a la historia de muchísimas familias meridionales.