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Los textos que se agrupan en este libro son producto de un juego, soporte lúdico ideado por Araceli Mariel Arreche, quien dio el puntapié inicial a este despliegue de materiales. Desde la convocatoria, la dramaturgia planteaba que el encuentro con un libro sería la excusa para que cada autor teatral eligiera a un actor o a una actriz iniciando un diálogo; la lectura que las y los diferentes intérpretes hicieran del relato conformaría la base para un monólogo.
Ezequiel Lozano
Los monólogos que integran este libro, libres de la cárcel de un canon estético operaron como un ritual de irrupción, como un resquicio por el que se filtró el compromiso presencial. En los pasillos de grandes, modernos y fríos edificios, reservorio de un pensamiento académico, aguardaban agazapados los actores complotados para mantener, en el efímero e irrepetible tiempo de la magia festiva, la llama de las particularidades creadoras.
Carlos Fos