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Desde que la frase comenzó a recorrer las aldeas, los mundos y los universos, muchos se sintieron aliviados. “Pinta tu aldea y serás universal” congenió las necesidades del presente con las ambiciones intemporales del hombre por el hecho inconmensurable de serlo.
Y porque nadie puede desprenderse de su aldea pero también porque siente, presiente que en el más acá o en el más allá están los mismos grandes temas en los otros grandes y pequeños hombres.
Y porque la pintura no es sólo el trazo aliado a la costumbre o el paisaje.
Y porque, vaya soberbia, el universo también nos llama a partir de nuestra aldea, es que marchan estas historias por un camino de tierra o empedrado hacia las estrellas.