Más resultados...
Para nosotros Una pasión sudamericana, es el texto fundamental de Ricardo Monti. No sólo por los incuestionables méritos de la pieza -sin duda una de las más importantes de nuestro teatro de todos los tiempos- y por ser clave dentro de su evolución textual, sino también por una serie de motivos contextuales que la colocan como un hecho privilegiado para comprender la situación del teatro argentino actual.
Una pasión sudamericana, es un paso más allá en la mencionada intensificación de la densidad semántica del teatro de Monti; por eso reclama del espectador una estricta competencia para decodificar la acumulación, desarrollo y reiteración simbólica. La lectura o la visión del texto implica un verdadero desafío hermenéutico para el receptor, desde su mismo inicio -con la entrada fantasmal de Farfarello y los locos, hasta la mirada final del Brigadier-.
En Una pasión… no existe la intención de tomar partido por uno de los bandos de la lucha de unitarios y federales en nuestro país durante el siglo pasado, como lo había hecho Historia tendenciosa, con relación a la historia argentina contemporánea. En este sentido, la nueva pieza de Monti representa frente a la anterior una palinodia, una suerte de retractación de lo afirmado con anterioridad.
Una pasión sudamericana, no es dentro del sistema teatral argentino -como pudo haber sido el denominado “teatro histórico” de los cincuenta y los sesenta- la reconstrucción de un pasado o como Historia tendenciosa, la rectificación de una versión del mismo. Es como Marathon, pero más intensamente, la creación de una historia propia, del simbolismo de los hechos. Estos no pueden -ni lo necesitan- ser explicados por el teatro. Este lo único que puede hacer es comprenderlos en su universalidad. Interpretarlos en sus múltiples connotaciones. Haber comunicado esto es el mérito mayor de Monti como autor y como director.
Monti ha querido mostrar una transgresión a la tragedia: una “tragedia sudamericana”, en la cual su sentido profundo es contrario al superficial. En la tragedia el héroe se engaña totalmente con respecto a su situación: corre a su perdición cuando cree que puede salvarse, lo pierde su total apelación a lo irracional. Esta apelación -en la que Monti ve la metáfora de Sudamérica- lo salva al Brigadier: por amor a los amantes, sale del paso cuando creía que iba hacia su perdición.
Una prueba de la evolución, del cambio semántico de la obra dramática de Monti dentro del sistema teatral argentino -que repercute en todos los niveles del texto- es la reescritura que ha realizado para esta edición de su segunda obra.
Entre esta primera versión –Historia tendenciosa…– y la segunda versión –Una historia tendenciosa– hay una considerable distancia en todos los niveles de texto, que repercute en la semántica de esta última. Es más, creemos que más que de versiones, hay que hablar de dos textos, con parecidas situaciones teatrales, pero que mantienen una clara diferencia ideológica entre sí.
Para decirlo corto: Una historia tendenciosa -el texto que hoy se publica- está más cerca de la historia vista como “historia propia”, que remite al simbolismo de los hechos y los interpreta en sus múltiples connotaciones, que de su rectificación, tal como lo proponía Historia tendenciosa…
Osvaldo Pellettieri