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En El diablo y Dios el personaje central Goetz encarna magistralmente el mal, el mal absoluto; lleva así sus tropas deliberadamente a la muerte y descarga su responsabilidad en Dios. Y cuando aparentemente cambia, por una apuesta, pretendiendo hacer el bien, gana por medio de trampas. De hecho, Goetz, no cree en Dios ni en el diablo; quiere lo absoluto, quiere ser uno u otro por ambición o afán de asombrar, pero sin que entre en juego ninguna creencia.
Jean-Paul Sartre nació en París, en 1905. Estudió en la Escuela Normal Superior de dicha ciudad y fue profesor de Filosofía, primero en Le Havre y luego en el Lycée Condorcet de la capital francesa, hasta 1943, en que renunció a su cátedra para dedicarse íntegramente a la literatura. Sus comienzos literarios tuvieron lugar en “La Nouvelle Revue Française”. Publicó allí, en 1937, además de varios ensayos críticos, sus primeras novelas cortas, que luego formarían el tomo titulado El muro. Tanto en estos relatos como en la novela que siguió, La náusea, advertíase la presencia incuestionable de algo poderoso y turbador. Ciertamente no era la crudeza temática sin restricciones, ni su atmósfera amoral aquello que podía asombrar. No era tampoco su expresión impúdica, sin veladuras, lo que resultaba nuevo, ya que existían precedentes múltiples en ambas direcciones. La crudeza allí mostrada era de carácter diverso: más sutil y especiosa, como respondiendo a un preconcepto individual, como ejemplo de una visión del mundo muy elaborada y meditada.
Durante la guerra, Sartre publicó su libro capital de filosofía, El ser y la nada, y estrenó varias obras de teatro que atrajeron las más vivas curiosidades y apasionantes polémicas, contribuyendo a llevar al gran público las ideas existencialistas, sustancia de tales obras. Sobrevenida la liberación, la actividad de Sartre se multiplica: lanza la serie novelesca titulada Los caminos de la libertad, dirige la revista mensual “Les Temps Modernes” y estrena nuevas obras dramáticas. La más importantes de ellas, la que más polémicas ha suscitado, es la incluída en este segundo tomo de Teatro de Sartre: El diablo y Dios.