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“El tango no es triste, es serio”
El tango resuena y cae como una filosa piedra sobre nuestra conciencia. Destruye el silencio con otro silencio. Propone una emoción absurda a veces torpe, impide la alegría desbordada, soplo animal, activo, fecundante por el que la música logra su sentido y sus personajes se van persiguiendo uno a uno, otros a otros, como trozos de un río acostumbrado a resongar en las ciudades, como que ha nacido para respirarlo en las esquinas a solas, sobre el lento avance del suburbio ya lejano.
Rubén Plaza
La otra altura de los pájaros (2001)