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• Ciencias

PAÍS DE ORIGEN
Buenos Aires, Argentina

En este libro, la doctora Flora M. Hillert retoma con originalidad la cuestión del conocimiento, al reconstruir de modo sistemático la lógica de elaboración de contenidos curriculares. Para lograrlo, toma en consideración los aspectos más relevantes de las propuestas y las prácticas curriculares desarrolladas en Argentina, con especial énfasis en la década de los noventa del siglo XX, al tiempo que articula en forma significativa cuestiones teóricas, políticas, institucionales y pedagógicas.

La cuestión del conocimiento demarca diferencias reales entre los seres humanos y posiciones desiguales en la relación con el poder. Si el Estado tiene entre sus características constitutivas el ser una colosal concentración de conocimientos, ¿cómo puede democratizarse la relación Estado-sociedad justamente en educación, actividad que gira en torno del saber?

Políticas curriculares aborda la problemática de la elaboración-selección del conocimiento público escolar para la educación estatal en tres dimensiones. Esto le permite delimitar principios y criterios que contribuyen a entender qué conocimientos, qué sujetos y qué procedimientos pueden considerarse públicos. Se trata de principios y criterios que en algunos casos es posible descubrir como dominantes, en otros como alternativas existentes y que en otros casos habría que crear, pero que siempre son objeto de construcción y teorización.

La autora propone diferentes recorridos para la lectura de este trabajo. Puede leerse por instancias, deteniendo la mirada por separado en la lógica nacional, jurisdiccional, o institucional. En cada una de estas instancias se encuentra, transversalmente, el contrapunto de las distintas voces en un mismo escenario. Alternativamente, se puede seguir a los sujetos (especialistas, Iglesia, mercado) en las instancias mencionadas. El lector puede, también, detenerse en la suerte de los contenidos o de los procedimientos en cada nivel de análisis.

La propuesta de Flora Hillert puede generar oposiciones, concordancias, interpelaciones desde distintos actores y posicionamientos, pero no habilita una lectura pasiva y aquiescente. Y, precisamente, su mayor mérito quizá sea el de inquietar