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Este libro es fundacional en un proyecto que se propone la escuela de aquello que tiene y no tiene palabra, de aquello que tiene y no tiene sentidos en la subjetividad individual y social. No es extraño entonces que las máscaras, el cuerpo, la escena, lo teatral, la poesía, el arte, tengan un lugar significativo en esta poética.
La poética se define a partir de la práctica y la teoría, en el campo de la salud, la cultura y el arte; la práctica clínica psicoanalista, el trabajo corporal y expresivo; la investigación con la escena y la máscara, la puesta y escritura teatral, poética y ensayística. Debo mencionar como “fuentes” o “destinos” de los caminos de estos escritos: las máscaras que abren al ser como semblante y como mito, el poema y el cuerpo que convocan al límite y plenitud del lenguaje, el ensayo como pensamiento entre lo general y lo particular, la práctica clínica como escucha en acto, la escena (teatral, psicoanalítica, psicodramática) como organizadora de la fantasía y de la realidad.
La Clínica de la heterogeneidad marca de mi estilo, restituye a la poesía como paradigma de la amplitud del lenguaje, en su carnalidad con el texto. La escucha del conflicto, por un lado, y por otro, como lugar de descanso, mirador hacia la llanura del silencio, del vacío y la esperanza. Este libro se sumerge y toma aire entre historia y naturaleza, entre significación, desconocimiento, saber y conocimiento.