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Florencio Sánchez tenía 28 años cuando se estrenó en 1903, en Buenos Aires, con gran éxito su primera obra importante: M´hijo el dotor.
La problemática generacional, el enfrentamiento padre-hijo en el marco de la incipiente industrialización y la atracción de las grandes ciudades al calor de las nuevas ideas políticas y sociales, no le eran ajenos. Así como también la tensión campo-ciudad; conservadurismo-progresismo que se sugiere en la obra ha atravesado toda nuestra historia. Aún hoy sigue vigente.
Pero Sánchez elude la tentación de realizar una lectura binaria de la problemática y, de la mano de elementos dramatúrgicos realistas y costumbristas, avanza en plantear contradicciones que complejizan el tema acercando su final abierto a generaciones de todas las épocas.