Más resultados...
Es una fiebre de mar (que ondula en la Poesía) quien corteja el péndulo de las aguas en las aguas derramadas por la mujer que llega a la línea de costa.
Y son las corrientes del río de la Poesía quienes invocan su incesante advenimiento, sus claroscuros de carne y hueso, los claros y oscuros del crucigrama que extiende el poeta más allá del perfume de la mujer que ahoga en sus cisternas y desahoga o tergiversa en el poema.