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Tres hermanos y una madre regresan a su antigua casa de veraneo en busca de un lugar que se esfuma: el pasado.
La situación se desarrolla en la playa que rodea al Faro. Son las primeras horas de la tarde. El cielo se nubló, hay viento. Poca gente alrededor. Sólo un grupo que a lo lejos juega un partido de fútbol. Una madre y sus tres hijos ya adultos, regresan luego de muchos años al mismo lugar en el que solían pasar sus vacaciones allá, en otro tiempo, en el que vivían con el padre, y en el que todavía existía lo que ellos podían percibir como una familia.
En el presente, esos lazos fueron transformándose, y ese cambio es lo que empiezan a percibir ahora. Ya no son los mismos que antes. Ya adultos, sin compartir una cotidianeidad que los vincule y les permita reconocerse en los otros, se encuentran en ese tiempo vacío de la playa ¿Se conocen?
Entre el presente inquietante y la remembranza de un pasado que ellos reconocen como “feliz” aunque los recuerdos específicos no evidencien lo mismo, pasarán unas horas, esperando la llegada de un familiar que prometió encontrarlos y no viene. Una certeza tienen: ese lugar en el que fueron felices no está más, y no se puede volver a ese tiempo.