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Línea de 3
Una estructura de unos sesenta centímetros de altura por unos dos metros de lado. Tres empleadas vestidas de gris que diariamente limpian los baños de la gran empresa; ahí han sido asignadas luego de haber ingresado con mayores aspiraciones. María (mujer de Anselmo, piquetera), Judith (antes era mecanógrafa y secretaria) y Edith (se dice “una diosa”, habla con términos futbolísticos). La decadencia y el hambre están presentes en estas tres mujeres que emergen de la estructura en cada una de las once escenas que conforman la obra. La música que acompaña cada rutina de limpieza se va deformando a la vez que un ruido mayor aparece: la presencia de una máquina que amenaza con dejarlas sin trabajo. Casi sobre el final, en una escena en la que sólo se escuchan los ruidos de una manifestación de protesta, María muere asesinada por los represores. Es en la última escena cuando Judith y Edith deciden actuar por primera vez de manera solidaria, en equipo, e incendian todo y a ellas mismas antes de la llegada de la máquina.
Tata Dios
Marcelo Marán ofrece su visión en doce cuadros sobre los hechos sucedidos en Tandil en enero de 1872. En el primer cuadro vemos despertar a Martín Aguirre (abogado de unos cincuenta años) en la misma posición en la que fue encontrado el cuerpo sin vida del Tata Dios. Martín dialoga con los cadáveres de tres a quienes no pudo salvar de la condena.
En el acto II, Martín (un muchacho joven e impetuoso) aparece en lo que parece ser un tribunal de justicia; a partir de allí intentará reclamar justicia para quienes, según él, sindicados como victimarios no han sido más que víctimas. Aguirre solicita la colaboración de los presentes para escenificar su apelación, en una especie de reconstrucción del crimen. Les da un libreto a seguir por cada uno, y es así como serán encarnados, entre otros, Ciriaco Gómez (comandante de las Guardias Nacionales), Francisco (cura, primo de Ciriaco) y Figueroa (juez de paz, cuñado de Ciriaco), representantes del poder de los terratenientes, de la justicia y de la Iglesia.
Con el correr de la dramatización descubrimos que la matanza ha sido planeada generando en los criollos el odio frentre a los extranjeros y utilizando al Tata Dios como una “herramienta”.