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En general, la evolución de los estudios estéticos en el siglo XX tuvo un magnífico renacer luego del inicial encuentro teórico de antecedentes formalistas kantianos -reactivados a partir de la obra de Konrad Fiedler (1841-1895)- con el psicologismo perceptista y su manifestación más singular en lo sistemático: la Gestalt Theorie (Psicología de la forma).
Investigaciones constantes dadas a conocer desde las primeras décadas de 1900 en informes de congresos científicos, artículos y en tratados de la especialidad, impulsaron este tema de las formas de la visión y su estructura en procura del conocimiento de los métodos más eficaces para su estudio y de los problemas de la memoria de la imagen; de la simultaneidad; los efectos repetitivos; la sucesión; los tiempos perceptivos; las potencias de evocación; los factores espaciales; la medida; la distancia; las variaciones de las respuestas oculares y occipitales; la atención espontánea y selectiva; las ilusiones y alucinaciones; el movimiento; los conflictos entre los sentidos; la información relativa; la visualidad y el tacto; entre otros de análogo carácter. Estas investigaciones continúan aún intensamente. De todo ello quedó una abundancia de palabras nuevas cuya semántica está en ejecución ordenadamente.
Ante tal situación cultural, por sus peculiares derroteros, la tradicional educación artística, a su vez, hubo de dejar el desprestigiado academismo cuando la creación de los artistas, de modo muy intenso en los pueblos latinos, enriqueció los ejemplos y explicaciones de las búsquedas y logros científicos con varios de los audantes “ismos” de la plástica del siglo. De aquellas disciplinas, teóricas unas, artísticas y aplicadas al diseño las otras, derivan los principios de la renovación educacional y didáctica de las artes plásticas actuales.