Más resultados...
Tres ideas fundamentales dominan la obra de Gouhier: la elaboración de una filosofía de las artes -en este caso particular, del teatro-, la finalidad de la obra teatral y la distinción entre acción e intriga.
Gouhier parte de Bergson para elaborar su filosofía. Y si para Bergson el ser es permanencia, vida, acción, una filosofía semejante debe guiar a quien acomete el análisis de un arte donde todo es movimiento. La dinámica bergsoniana anima la obra de Gouhier tanto como la antropología filosófica de Gabriel Marcel.
Alejado de su religiosidad primitiva, el teatro, nuevo Creador, da vida a seres que existirán mientras haya lectores y espectadores que le restituyan cada vez su cuerpo y su alma, seres que sustituirán a los dioses y que tendrán la misma existencia histórica y misteriosa del hombre común.
La estructura de la obra teatral se define por la distinción entre la acción y la intriga. Ellas son funciones y no partes de la misma. La intriga ofrece a la acción la posibilidad de exteriorizarse en un espacio habitable y en un tiempo determinado.
La obra teatral, a la que su autor modestamente denomina ensayo, es el último volumen de una trilogía destinada a bosquejar una filosofía del teatro.
Profesor de la Sorbona, Gouhier, es autor de numerosos trabajos de índole filosófica como La pensés religieuse de Descartes (1924), La vocation de Malebranche (1926), La philosophie de Malebranche et son expérience religieuse (1926), Notre ami Maurice Barrès (1928), los tres tomos de La jeunesse d’Auguste Comte et la formation du positivisme (1933-1941), los Essais sur Descartes (1937), La Philosophie et son histoire (1947), Les conversions de Maine de Biran (1947), L’histoire et sa philosophie (1952) y Philosophie et religion (1957). Integran la trilogía antes mencionada las siguientes obras: La esencia del teatro (1943), El teatro y la existencia (1952) y La obra teatral (1958).