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La filosofía de Antón Chéjov, continuador de la gran tradición humanista y democrática de la literatura realista rusa, se forma durante una época en que el movimiento de liberación pasa al proletariado. El autor refleja las contradicciones de la vida social de su país en las postrimerías del siglo XIX y vísperas de la revolución democrática burguesa de 1905 a 1907. Describe irónica y despiadadamente la degradación paulatina, tanto económica como cultural, de la nobleza latifundista, centrando su atención en la suerte de su propio estamento social: la intelliguentsia pequeño burguesa.
Chéjov introdujo un cambio radical en las formas de la dramaturgia, dando a la acción dramática una estructura nueva capaz de abarcar cualquier manifestación de la vida. Con una simple sucesión de cuadros cotidianos logra impresiones generales, a veces de una gran intensidad. La pintura sutil, la fluidez del diálogo, la novedad y lo candente de los temas ganaron al público y le dieron una gran popularidad en vida. El teatro de Chéjov es lo que Stendhal quería que fuese una novela: un espejo paseado a lo largo de un camino.
Chéjov refleja en su obra las contradicciones de la vida social de su país en las postrimerías del siglo XIX y vísperas de la revolución democrática burguesa de 1905 a 1907. Describe irónica y despiadadamente la degradación paulatina, tanto económica como cultural, de la nobleza latifundista, centrando su atención en la suerte de su propio estamento social. Chéjov introdujo un cambio radical en las formas de la dramaturgia, dando a la acción dramática una estructura nueva capaz de abarcar cualquier manifestación de la vida. Con una simple sucesión de cuadros cotidianos logra impresiones generales, a veces de una gran intensidad.