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Fugitivos
Fugitivos es la espera de Juan, Celia, Mary, Irene, Nélida, Alicia, Virginia y Santiago en una estación de trenes. Cada uno está esperando la llegada de su tren, aunque ni ellos mismos saben desde cuándo.
En ocasiones aparece un guardia que, sin emitir palabra, los mira, consulta una lista que trae consigo y vuelve a salir. Mientras todos esperan se escucha una radio que tiene Mary (“la sorda”) consigo, una radio vieja y mal sintonizada que por momentos es motivo de disputas y luego amenizará algunos pasajes de la pieza (se escucha un antiguo bolero, la canción “Fugitiva”, una balada de Elvis, etc.). Los sonidos de la radio generan los climas que acompañan las diferentes situaciones.
A medida que la obra avanza se irán construyendo las relaciones entre los personajes y definiendo las características de cada uno. Cuando el Jefe apaga la luz de la sala de espera, escuchamos que cada uno repite la última frase dicha antes de dirigirse a la estación, es la frase que nos explica por qué están allí. Aparecen así razones como la pérdida, el desamor, la desilusión.
Bairoletto, el pampero
Sonnia De Monte nos cuenta en diecisiete escenas la historia del bandido Juan Bairoletto cuya enemistad con la policía comenzó allá por los años veinte y lo mantuvo hasta el fin de sus días al margen de la ley.
Escrita bajo un formato de corte épico, el título de cada escena anticipa, a la manera de una fabel, lo que en ese pasaje ocurrirá.
La historia de esta especie de Robin Hood lugareño se presenta de manera fragmentada y sin seguir un orden cronológico (la escena primera muestra la pena de la gente por la muerte de Bairoletto), además de contar con saltos en el tiempo (su boda nos llega por la reporesentación de compañía de radioteatro de los años 60).
Luego de sufrir la humillación de un policía, Bairoletto lo asesina de un balazo. Así comienza una vida de ilegalidad que no por eso lo aleja del sentimiento popular. Bairoletto devuelve a un almacenero lo que le había robado, y el hecho de que este testimonio figure en la pieza nos deja entrever una cierta toma de postura de la dramaturga frente a la historia. Bairoletto es “vendido” por un camarada que confiesa su morada a cambio de salvarse de una golpiza y bajo la promesa de un perdón de deudas. En Mendoza, donde vivía con su esposa bajo un nombre falso y como curandero, es alcanzado por la policía y muere en un confuso episodio. No sabemos si es asesinado o acaba él mismo con su vida.