Más resultados...
¿Por qué será que uno fabrica sus recuerdos / y luego los olvida? / ¿por qué será que uno procede de algún dios / para volverse ateo? / ¿por qué será que si beso tu beso / me siento renovado? / ¿por qué será que me haces tanta falta? Éstas y otras preguntas son contestadas en cada poema de El mundo que respiro.
Mario Benedetti asegura que con suerte y con amores se aprende; que debe cuidarse ese gajo de corazón que no traiciona; que no queda tiempo para el odio; que no hay que desperdiciar la risa; que hay que afinar el oído cuando se cruza el mar para escuchar ese piano salvado del naufragio; que la sangre derramada no se lava del todo; que la memoria es un cántaro prolijo; que gracias al misterio de nombrar, hasta lo innombrable nos pertenece; que todos tenemos un patio en este mundo; que la gloria tiene algo de incomodidad -como bien lo supieron Oscar Wilde, Napoleón, Bolívar o Kafka-; que la vida clandestina y su posibilidad de inventar contraseñas en la nariz del enemigo tiene cierto encanto, y, sobre todo, que la vida misma es lo que vale: aún ese aire contaminado de basura, indultos y falsas alegrías es el aire que nos permite estar vivos.
El mundo que respiro es una celebración de la poesía, y Mario Benedetti la ejerce con toda la lucidez de sus utopías y con su sabiduría perenne.