Más resultados...
No es fácil hablar con claridad y sencillez de algo tan importante como la sexualidad y, sobre todo, cuando se trata de nuestros hijos e hijas. Sin embargo, es posible y está en manos de todos: para una educación sexual en familia no es necesario ser maestro, médica o psicólogo, ni tampoco hay que saberlo todo. Para comenzar, lo más importante es el afecto, crear climas de confianza, tener una buena disposición y poder escuchar y comprender a los chicos.
En primer lugar, es necesario que sepamos que la Educación Sexual Integral no es sólo “hablar de relaciones sexuales”. Es mucho más que eso. Tiene que ver con aprender a expresar emociones y sentimientos, a reconocer y respetar valores como la amistad, el amor, la solidaridad, la intimidad propia y ajena y a cuidarnos y cuidar a los demás.
La Educación Sexual Integral también tiene que ver con los derechos de las personas; por ejemplo, a ser bien tratados, a no sufrir presiones para tener relaciones sexuales si es que no quieren, a que se trate de igual manera a varones y a mujeres, a ser respetados no importa cuál sea la orientación sexual, a decir “no” a las relaciones de pareja violentas, entre muchas otras cosas.