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Pizza, birra, faso es la historia de un amor impedido por el entorno, de unos personajes totalmente amorales que cumplen con su destino hasta el final. Pero también de lealtades llevadas hasta las últimas consecuencias.
El Cordobés vive con sus tres amigos, Frula, Megabom y Pablo, en la misma casa, una casa tomada. Y con su pareja, que esta embarazada: Sandra.
Esta banda de adolescentes marginales, formada casi al azar, pululan por Buenos Aires viviendo de lo único que saben hacer: robar. Sin embargo, la vida en la gran ciudad no es fácil, y ellos lo viven en carne propia: aún en el ámbito delictivo, siempre dependen de alguna otra persona, siempre hay algún “Trompa” que los emplea y les quita la mayor parte del motín, de manera que no obtienen gran cosa. “Mientras alcance para las birras…”, parece ser la filosofía del Cordobés y de los suyos.
Dentro de estas pautas nos centramos en la relación del Cordobés y Sandra. Una relación condicionada por un amor en un entorno poco propicio. Por una razón social y económica que no les favorece. Un día Sandra, acaso la más madura del grupo, empieza a pedirle más responsabilidad en su actos al Cordobés: la llegada del futuro hijo requiere otra forma de vida. Y el Cordobés se encuentra ante la disyuntiva: ya no se trata sólo de pizzas y birras. La situación de este hijo que llega requiere buscar otras salidas. Así, a pesar de los reclamos de Sandra de buscar un trabajo decente, el Cordobés reacciona hacia lo único que sabe saber: induce al grupo a buscar independencia en su oficio. Dicen que no a su patrón, un tachero de baja calaña que hace robar a sus pasajeros, y deciden organizar ellos mismos sus asaltos. Pero esto no es fácil. Independizarse no es fácil.
Un robo frustrado le hace recapacitar más y sabe que las pequeñas soluciones nunca llevan a nada. Quiere un futuro para su hijo. Quiere reconquistar a Sandra, que ante las reiteradas irresponsabilidades del Cordobés lo dejó y volvió adonde nunca hubiera querido volver: la casa del Padre. Quiere ser alguien. Casi como al azar, esa misma noche del robo de mala muerte van a parar a la puerta de una bailanta. Una de las mas grandes de Buenos Aires. Una de las que recauda más. Ahí esta el gran Robo. Ahí esta su pasaporte a una nueva vida, una nueva vida para su hijo. Entonces el Cordobés no puede esperar. Es la oportunidad de reconquistar a Sandra y llevar una vida normal, lejos de acá, en el Uruguay, con la familia de Sandra, a la que ella quiere mucho. Una familia como la que él no tiene o no recuerda.
Esa noche esta todo planeado. Pero las cosas tienden a complicarse. Queda en evidencia que no son ladrones profesionales y que lo planeado es mínimo…