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La relación entre torturador y torturado se desarrolla en una sala de interrogatorios. Inmersos en un gran simulacro, versión de la historia y de la vida que propugnan los vencedores de turno o los que sustentan el poder y la muerte. La distancia entre uno y otro es, sobre todo, ideológica; y es quizá ahí donde reside la clave de otras diferencias, que abarcan la moral, el ánimo, la sensibilidad ante el dolor humano, el complejo trayecto que media entre el coraje y la cobardía, la poca o mucha capacidad de sacrificio, la brecha entre traición y libertad.
Actúan: Federico Zárate, Joaquín Borches.
Asistencia de Dirección: Agustina Villanes, Oscar Larregain.
Equipo técnico: Hernán Hillkirk, Agustina Asserquet.
Diseño gráfico: Pura Jaureguiberry.
Diseño escenográfico: Pilar Jaureguiberry.
Diseño audiovisual: Manuela Ceriani.
Vestuario: Pura Jaureguiberry.
Iluminación: Alejandro Ramírez Llorens, Matías de Luca, Pilar Jaureguiberry.