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Ópera prima de Ariel Winograd que transita con simplicidad los conflictos familiares de los años ‘90. Ariel (Sebastián Montagna) es un niño de trece años que pasa las vacaciones de 1993 encerrado con su familia y un puñado de amigos en una zona residencial situada a las afueras de Buenos Aires. Ariel descubrirá, a través de sus propias experiencias y las de los demás, muchas cosas sobre el mundo de los adultos. El sexo, el amor, la religión y la justicia serán algunos de los temas que ronden su agitada cabeza.
El personaje principal de la película y narrador, Ariel -apodado infelizmente “cara de queso”- y su grupo cercano de amistades, reciben constantes burlas y humillaciones provenientes de los otros jóvenes asiduos del lugar. Cara de queso narra con ironía y mucho sarcasmo algunos episodios de discriminación entre los jóvenes, entre los miembros del country, como también pone en evidencia prejuicios y estereotipos que circulan en el interior y hacia afuera de la comunidad religiosa. Sin dejar de evidenciar dinámicas sociales y culturales más amplias, que reconocen al judaísmo como identidad históricamente discriminada, Winograd avanza en cuestionar aquellas actitudes y prácticas de la propia comunidad que refuerzan la exclusión.