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ArgentinaLa gestión de Argentores, firme y eficaz en lo societario y previskional, ha postergado, acaso peligrosamente, el debate del rol del autor en la actual situación de las cuatro disciplinas que componen la entidad: teatro, cine, radio y televisión. Ya no son tiempos de certidumbre, cuando la necesidad del sostén literario en cualquiera de estas artes representativas era incuestionable. Cambiaron los hábitos de producción, la industria del espectáculo se fue conformando bajo otros patrones y aparecieron nuevos padres para la misma criatura; con la excepción del teatro, donde el dramaturgo ha ido recuperando mucho del terreno perdido, la escritura dramática ha entrado en una zona de conflicto donde el autor no suele recibir el mejor trato.
Sin duda que la defensa gremial es imprescindible, pero lo legal y formal debe estar acompañado, a nuestro criterio, por una valoración de la tarea del escritor (categoría que a veces nos cuesta asumir, ya que se la cedimos a los narradores y ensayistas), a través de la reflexión teórica y el rescate de expresiones de jerarquía, iniciativa, esta última, de la que forma parte la edición de este libro.
Los grandes méritos artísticos de Dragún, Kuhn, Cascallar y Fernández Tiscornia están desarrollados en los prólogos que anteceden a sus obras, por lo que evitamos redundar. Los editores tomamos postura mediante el fácil recurso del título, en apariencia sencillo. Pero no lo es tanto. Para nosotros estos cuatro autores son clásicos y los compañeros de Argentores nos sentimos representados por ellos.