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Las dictaduras de la segunda mitad del siglo XX coexistieron con procesos de expansión y consolidación de la televisión. Los Estados autoritarios conjugaron de maneras complejas los objetivos de un orden político basado en principios de jerarquía, tradicionalismo y paternalismo autoritario con un modelo de entretenimiento de masas que tensionaba esos valores. La televisión profundizó procesos de globalización, provocando la coexistencia de la suspensión del Estado de derecho con lógicas liberales del ejercicio de la comunicación, a la vez que resultó una oportunidad para promover una imagen positiva de la situación interna de los países ante una audiencia global. Este y otros problemas nos llevan a preguntarnos: ¿Cuál fue el vínculo de la televisión con los proyectos políticos, sociales, culturales y mediáticos impulsados por las experiencias autoritarias de enorme violencia estatal del pasado reciente en el Cono Sur? Y, ya en los períodos posautoritarios, ¿cómo colaboró este medio en la construcción de lo memorable para las sociedades y qué tensiones se generaron en torno a sus rasgos distintivos de inmediatez, facilidad de lectura, potencial emotivo y consumo masivo y doméstico?
A través de catorce capítulos escritos por veinte investigadores de cuatro países, este libro recorre diferentes problemas en el cruce entre televisión y autoritarismos en perspectiva histórica, así como el rol de esta tecnología como vehículo de construcción de sentidos sobre el pasado.