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Como dice Osvaldo Pellettieri en su prólogo a este volumen, escribir sobre la obra dramática de Carlos Gorostiza es hacerlo sobre más de cuarenta años de teatro argentino.
El reestreno de “Los prójimos”, producido en Buenos Aires poco antes de la aparición de este libro, conservando su plena vigencia pese al tiempo transcurrido desde su primera puesta en escena, y el prolongado suceso de “Aeroplanos” (incluida en el tomo 1 de esta misma serie) prueban que “el autor supo modernizar el realismo de su teatro al ritmo del cambio mundial y al de nuestro sistema teatral con desusado dinamismo. Eligió siempre nuevas soluciones para esta tendencia inmanente de nuestro teatro. Frente a la ‘estética de la confrontación’ -estructuras constituidas por los sistemas cuya naturaleza de código es desconocida por el auditorio antes de comenzar la percepción artística-, Gorostiza siempre prefirió una ‘estética de la identificación’ -basada en una identidad perfecta de los fenómenos representados de la vida con los modelos que el auditorio ya conoce y que forman parte de un sistem de reglas” (Del prólogo de O.P.).
Esta identificación se da no sólo con el público argentino: lo prueba la repercusión de la obra de Gorostiza en todo el mundo, ya que sus obras han sido traducidas y representadas en diferentes países e idiomas, como el portugués, inglés, francés, alemán, finlandés y ruso.
Las piezas incluidas en este tomo, creadas en un período intermedio entre el fundacional de “El pan de la locura” y “Los prójimos” (que aparecerán en el tomo III) y las más recientes, ya publicadas en el tomo I, revelan la continuidad y coherencia de una postura en el análisis de la sociedad argentina como una sociedad “de hijos”, inmadura, un diagnóstico verosímil y dolido acerca de este país a veces poco creíble.