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Sicilia es uno de los escenarios preferidos por Germi y ahora, también, por el cine italiano en general, acaso porque allí ciertas contradicciones sociales se radicalizan, adquiriendo un tono de violencia que puede desembocar en la épica, el drama o a la comicidad más desatada. Con Seducida y abandonada, Germi trata de cavar la fosa, de una vez por todas, al concepto de “honor”, vicio que afecta a ciertos pueblos del mediodía de Europa, y que nace de un conflicto, ciertamente grotesco, entre el deseo de respetabilidad y una realidad de vida que hoy día rechaza los envejecidos cánones de ciertas estructuras morales. Es un mundo que se está desmoronando. Germi refleja y precipita su derrumbamiento en el plano de las costumbres, y nos presenta la veleta loca de lo que hoy se ha convertido en un movimiento tragicómico en el vacío.
Giacomo Gambetti, presentador de este volumen, trata de seguir minuciosamente el proceso de elaboración del film y al mismo tiempo nos ofrece una semblanza de su realizador, con lo que contribuye, sin duda, a una mayor comprensión de la tentativa iconoclasta en la que Germi pone en juego su temperamento sanguíneo y su despreocupada franqueza.