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Hay en las poesías de Bécquer dos afirmaciones y una negación, de las que convendría partir para encontrar la estructura de su mundo poético.
En esa atmósfera de suspiros, murmullos y rumores; de objetos sin contornos, de sueños y ensueños; en que la duda y la interrogación hacen oscilar todo lo que tenga un perfil preciso y nos lo presentan con un extraño temblor, se destacan sin dureza, pero sin vacilación, un yo sé, un yo soy y un no sé.
La Poesía, la Realidad es lo que Bécquer sabe que indudablemente existe y que se dan íntimamente enlazadas. Y el yo soy es ser un momento, un instante, algo fugaz, que está encerrado entre un antes y un después, antes de la vida, después de la vida; o para emplear los términos espaciales con que se expresa, entre un de dónde y un a dónde. (Casalduero)