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En Novelas familiares. Figuraciones de la nación en la novela latinoamericana contemporánea, Margarita Saona explora las múltiples maneras en que la novela moderna ha imaginado y articulado nación y familia. Mientras en novelas como Cien años de soledad y La casa de los espíritus la nación toma forma de familia -por supuesto con ramas inconformes e ilegítimas-, esta identificación se vuelve cada vez más difícil en la medida en que, en la era de la globalización, se cuestiona la estructura patriarcal de ambas.
La identificación de familia y nación no es sorprendente en América Latina, donde la constitución de las nuevas naciones en el siglo XIX encontraba un modelo de asociación pacífica y estructura jerárquica en la familia. Sin embargo, cuando las novelas se apropiaban de esta identificación, siempre tenían que dar cuenta de una forma u otra de los marginados y excluidos. Así, en La casa de los espíritus, lo ilegítimo irrumpe en la antigua casa paternal para destruirla.
En la segunda mitad del siglo XX nación y familia entran en crisis y ya no se puede concebir la idea de la nación fundada en genealogías. Si El obsceno pájaro de la noche de José Donoso registra la imposibilidad de suprimir o apropiar lo ilegítimo y lo marginado, Rayuela de Julio Cortázar vislumbra otras formas de asociación o afiliación extra-familiar. Margarita Saona registra el fracaso de este impulso utópico en novelas de Carmen Boullosa y Matilde Sánchez. Finalmente, en la novela Los vigilantes de Diamela Eltit, la puesta en crisis de la “maternidad” como destino normal de la mujer mina todas las articulaciones que habían unido nación y familia.
En Novelas familiares, Margarita Saona ha logrado combinar una amplia discusión de teorías de la nación, desde Renan hasta Hardt y Negri, y de la familia, desde Freud hasta Kristeva, con lecturas sugerentes de algunas de las novelas más importantes de las últimas décadas.
Jean Franco