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Jacinto Benavente, el más famoso dramaturgo español contemporáneo, cuyas obras han alcanzado incontables representaciones y le valieron el Premio Nobel en 1922, ha nacido en Madrid, en 1866. Se estrenó como poeta y cuentista en 1893. Del año siguiente data su primer drama, El nido ajeno, que anunciaba ya una personalidad original. Desde aquella fecha hasta el día, Benavente ha seguido dando a los escenarios una serie casi innumerable de piezas, a razón de dos o tres por año. Esta asombrosa fecundidad no ha dejado de dañar en ocasiones la calidad de su obra. Con todo, la importancia histórica y artística del teatro benaventino es incuestionable: ha logrado renovar la escena española y aportar a ella cualidades de veracidad, ironía, penetración psicológica, finura de matices y cierto trascendentalismo moral. En su obra tan vasta cabe espigar fácilmente una docena de comedias admirables, cabalmente realizadas. El espíritu de Benavente, inquieto y curioso, se ha asomado a los más diversos géneros, abordando con la misma fortuna la comedia de costumbres burguesas, la de ambiente rural, la sátira social, la pieza idealista o fantástica. A esos diversos géneros corresponden sus más famosos títulos: La comida de las fieras, Lo cursi, Rosas de otoño, El collar de estrellas, La malquerida, La ciudad alegre y confiada, La noche del sábado, etc. Pero la comedia que se disputa unánimemente como su obra maestra es Los intereses creados. En ella se unen los personajes de la “commedia dell’arte” italiana con las características del tradicional teatro español, a lo largo de una fábula profunda bajo su ligereza, dialogada con todo ingenio y donaire. En cuanto a Señora ama, otra de sus obras cumbres, vale no sólo por la acabada pintura del medio rural, la propiedad de lenguaje y la veracidad psicológica, sino por la hondura y belleza de su tesis, que viene a ser una apología de la universalidad del amor materno.