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La Ilibertad de Fedra, renacida Lagartijas, gaviotas y mariposas se leyó el 9 de diciembre de 1987, seguida de coloquio, en la sede barcelonesa de la Sociedad General de Autores, dentro del tercer ciclo de “Lecturas dramáticas” de obras inéditas orientado por una comisión presidida por Jaime Salom, que contaba con la eficacia de María Lluïsa Oliveda. El patrocinio se reduce a una cena en cordial celebración de tan fausto acontecimiento, lo que es de agradecer, ya que en los discretos brindis se invoca su perdurabilidad, intención que en parte lamento por cuanto conlleva al residir a extra-muros de la escena cotidiana, su mentira existencial, su perviviencia catecúmena, y al propio tiempo me congratulo porque se le ofrece al autor el instante mágico inicial de oír su obra, rasgado su silencio con voces distintas a las por él imaginadas y que, de no caer en vanidoso engaño, le permitirá vislumbrar la lejanísima diana del riesgo, de la ventura y desventura de su representación.