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La vida de Carlos Goldoni (1707-1792) se abre -muy oportunamente- con la huida de una compañía de cómicos. Nuevas escapadas (de acreedores, del matrimonio) le acompañarán hasta su muerte, ocurrida también en el exilio. Escribió doscientas cincuenta obras teatrales. Goldoni supo tomar de la tradición italiana de la comedia del arte sus mejores elementos, que hizo evolucionar y adaptó a nuevas circunstancias. Las tres obras aquí seleccionadas son las más vivas e interesantes del autor: la más famosa de ellas, La posadera, ha tenido una presencia constante en los escenarios.
La historia se desarrolla en una posada de Florencia. Su dueña, Mirandolina, es una astuta y atractiva joven que se encarga de la posada con la ayuda de su mozo: Fabrizio. Mirandolina es constantemente cortejada por cada hombre que pasa por la posada, y de una forma muy particular por el marqués de Forlipopoli, aristócrata que no tiene más que su título nobiliario, y por el conde de Albafiorita, mercader que por su éxito en los negocios ha pasado a formar parte de la nobleza. Los dos personajes representan los extremos de la alta sociedad veneciana de aquel tiempo. El marqués, sosteniéndose en su honor, está convencido de que basta su protección para conquistar el corazón de una mujer.