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El teatro Noh, que había alcanzado su esplendor en la época Muromachi (1333-1573), desde su creación estuvo íntimamente ligado al gobierno militar del Shôgun, que a su vez protegió y estimuló esta manifestación teatral hasta el momento de su caída política en 1868, cuando se produjo la reforma Meiji. De este modo, el Noh -convertido en el entretenimiento de la clase privilegiada y divorciado del gran público que prácticamente no tuvo acceso a sus representaciones- cayó en desgracia junto con sus protectores. En los albores de la modernización del Japón, cuando se importan y se adoptan rápidamente las artes y la cultura de Occidente, el teatro Noh, como muchas otras manifestaciones artísticas tradicionales, fue considerado anacrónico por carecer de la fuerza expresiva y del contenido dramático que permitiera reflejar esa realidad tan vertiginosa como revolucionaria en que vivía Japón.
Contiene las obras teatrales: La mujer del abanico, El tambor de Damasco, La princesa Aoi, La almohada mágica, La Bella y el Poeta, El ropero del amor.