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La educación de las masas es el problema fundamental de los países en desarrollo, una educación que, liberada de todos los rasgos alienantes, constituya una fuerza posibilitadora del cambio y sea impulso de libertad. Sólo en la educación puede nacer la verdadera sociedad humana y ningún hombre vive al margen de ella. Por consiguiente, la opción se da entre una “educación” para la “domesticación” alineada y una educación para la libertad. “Educación para el hombre-objeto o educación para el hombre-sujeto”. El autor considera que dentro de las condiciones históricas de la sociedad es indispensable una amplia concienciación de las masas que a través de una educación haga posible la autorreflexión sobre su tiempo y su espacio. Está hondamente convencido de que la elevación del pensamiento de las masas “que se suele llamar apresuradamente politización”, como dice Fanon en Los condenados de la tierra, y que constituyó para ellos una forma de ser responsable en los países subdesarrollados, comienza exactamente con esta autorreflexión que las llevará a la consecuente profundización de su toma de conciencia y de la cual resultará su inserción en la historia, no ya como espectadores sino como actores y autores.
La pedagogía de Paulo Freire es, por excelencia, una “pedagogía del oprimido” que no postula modelos de adaptación ni de transición de nuestras sociedades, sino modelos de ruptura, de cambio y de transformación total. La alfabetización, y por consiguiente toda la tarea de educar sólo es auténticamente humanista en la medida en que procure la integración del individuo a su realidad nacional; en la medida en que le pierda el miedo a la libertad; en la medida en que pueda crear en el educando un proceso de recreación, de búsqueda, de independencia y, a la vez, de solidaridad. De Paulo Freire hemos publicado, también Pedagogía del oprimido, ¿Extensión o comunicación? y Cartas a Guinea-Bissau. Apuntes de una experiencia pedagógica en proceso.