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Para Harold Clurman -acaso el director teatral de más prestigio en Estados Unidos- cada obra es el resultado no sólo del particular temperamento de su director, sino también de las condiciones generales de producción. Por esta razón, Clurman no pretende con este libro enseñarle a nadie a dirigir una obra. Por otra parte, sostiene, “la mayoría de los directores han adquirido su técnica trabajando en un principio como actores, asistentes de dirección, escenógrafos, productores o inclusive dramaturgos (…) Lo que me he propuesto es dejar establecidas mis ideas sobre el teatro en general, las cuales han ido conformándose a través de mi propia experiencia como director. Este será, entonces, el testimonio de alguien que ha ejercido uno de los roles más importantes del quehacer teatral. Está dirigido no solamente el director en potencia, al estudiante o a quien ya practica el oficio teatral y cuya meta es la profesión de director, sino también, y quizás más especialmente, al entusiasta público teatral, a ese importante sector cuyo interés en el teatro es bastante más que casual”.