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“A través de las inmobiliarias la CIA controla el país, es algo que sabe todo el mundo. Los narcos también lo saben y por eso me mandaron al muere, para entregarle dinero a la policía y saldar varias deudas con la ley. Yo sería el pajarito, una vez obtenido el dinero podrían hacer de las suyas. Lo que jamás imaginaron los grones colombianos es que los estadounidenses no pueden controlarlo todo y que el pajarito volaría llevándose el dinero.”
Santiago Chichardelo es un hombre común, padre de familia, trabajador de una cooperativa y aficionado a la poesía. Tiene un solo defecto: le gusta perseguir a las mujeres. Es capaz de abandonar todo si una buena mulata dominicana se cruza en su camino. Y se le cruzó la peor de todas: ¡Francia!
Cuando Francia lo cita en el McDonald’s del Abasto para proponerle un negocio con unos colombianos, no lo duda: es hora de sacudir su suerte. Tiene dos días para lavar ocho millones de dólares. Pero Quispe y Tugurio, oficiales de la Policía Federal, deciden tomar cartas en el asunto. Durante una persecución por el barrio de Once, atrapan a un supuesto ladrón que resulta ser un agente de las FARC tras un objetivo: Santiago Chichardelo. Así, casi sin saberlo, Chichardelo y los policías se ven envueltos en una espiral de violencia y crimen.
La culpa es de Francia es la primera novela policial del joven Cucurto. Su pluma siempre enloquecida se amolda a las convenciones del género sin dejar de lado el universo cucurtiano. Los episodios de la trama, enredados con la cumbia y el sexo de sus relatos anteriores, escapan a la trampa de la voz propia y abren un nuevo capítulo en su obra.