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Si bien la palabra “HARA” es de lengua diferente, lo que este vocablo esconde y revela no es privativo del mundo japonés. HARA es el nexo entre lo físico y lo metafísico, entre lo psíquico y lo metapsíquico, y HARA es el lugar donde la Vida universal deviene Vida existencial en cada hombre.
¿Qué quiere esto decir para ustedes y para mí en nuestra vida diaria? Yo lo comprendí cuando me encontré con Karlfried Graf Dürckheim. Fue en 1966 en Bruselas, en la celebración de un coloquio que tenía como tema Lo esencial en lo cotidiano. Yo no conocía a ninguno de los cuatro conferenciantes. Todos hablaban con seriedad del tema para el que habían sido invitados. Pero muy pronto, uno de ellos atrajo más especialmente mi atención. ¿En que se diferenciaba este hombre de los demás? De repente lo comprendo, o más bien, veo la diferencia: este hombre ES aquello que dice. Sí, por su forma de “estar” emana la confianza que evoca. Si pronuncia la palabra serenidad, allí donde él “está”, se ve a alguien sereno. ¡Este hombre está en el HARA!
Del prefacio de Jacques Castermane