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Georg Kaiser es, indudablemente, el mejor dotado de los dramaturgos expresionistas del teatro alemán, y Gas es una de sus obras más representativas.
En Gas, obra de firme contenido social, se desarrolla el drama sombrío del sistema capitalista y de las máquinas junto con la mecanización de la actividad del hombre. Habla una muchacha ante la asamblea de los trabajadores y dice: “Yo no sabía que tuviese un hermano. Un hombre se fué de casa por la mañana, vino a la noche y se durmió. O se fué de noche y volvió por la mañana y se durmió”. Empleaba solo una mano, “la que apretaba y alzaba la palanca hacia arriba y hacia abajo, minuto tras minuto, contados al segundo”. Y cuando se produjo la explosión de la fábrica ése fué su tributo: la mano, única parte de su cuerpo útil, porque su cuerpo vivía sólo para darle movimiento a la mano que movía la palanca.
Y así, con esta angustia, pero con mensaje profundamente humano, y a la vez profundamente triste, van hablando una Madre, una Mujer, el Ingeniero, el Hijo del Multimillonario… ¿Cuándo vendrá ese hombre futuro que pueda ser dueño de su propio destino, de su propia actividad, y no propulsor y víctima de la organización industrial?, Padre “¡Yo quiero parirlo!”, dice la Hija.