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Fin de diciembre. Estela de madrugada
Disponible en sala
en acceso abierto | Sala Raúl Echegaray
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Fin de diciembre. Estela de madrugada
AÑO
1965
PAÍS DE ORIGEN
Buenos Aires, Argentina
EDITORIAL O ENTIDAD EDITORA
The Angel Press Editora
PÁGINAS
165
IDIOMA
Español
INCORPORADO AL CATÁLOGO
30.05.2019
CONSULTAS
47

SINOPSIS:

Ricardo Halac nació en Buenos Aires en 1935. Como muchos argentinos de su generación fue estudiante universitario hasta que en otras disciplinas halló mayores posibilidades de conocimiento. Aceptó una beca del Instituto Argentino-Germano de Intercambio Cultural y repartió 1958 por partes iguales entre Munich y Berlín. Dedicó el año siguiente a viajar por Europa. Regresó con los borradores de algunas obras de teatro y se relacionó con varios elencos independientes. A fin de 1961, La Máscara estrenó su “Soledad para cuatro”, pieza resistida entonces por los teóricos pero premiada luego por la crítica. Ella anticipaba la temática y el tratamiento que tres años después atraería a otros autores del país. Con una beca del World Press Institute para periodistas extranjeros viajó por EE.UU. un año entre 1964/65. Al retornar, se estrenaron estas dos obras. El redactor del matutino “El Mundo”.

Durante 1965 se reprodujeron y ampliaron en la República Argentina, acontecimientos que habían demostrado desde el año anterior la existencia de un nuevo fervor creativo entre los jóvenes autores. En todas las artes pudo notarse un similar anhelo de arraigo, con características anteriormente ocasionales: enérgico desinterés por la imitación de estilos extranjeros y una búsqueda responsable de la naturaleza del ser argentino, sin caer en exabruptos de carácter folklórico o populista. La prensa comercial ya se ha apoderado del tema, que será manoseado por los frívolos y los oportunistas. Pero al margen de la superficialidad, hay creadores que prosiguen su calma labor. La originalidad de sus hallazgos corre por su exclusiva responsabilidad. Será natural que dentro de varios años algunos de estos parezcan material prehistórico. Hoy y aquí, son los peldaños ineludibles para la consolidación de algo que eventualmente podrá llamarse cultura argentina. Entonces, todo parecerá fácil y lógico. Los que conocen el a veces amargo sabor de la travesía, saben que realizarla vale la pena.


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