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Stanislavski al final de su vida entendió que más que una memoria emocional, existía en el actor una memoria corporal. Fue cuando él mismo dio marcha atrás a toda la concepción de su Sistema. La pregunta “¿qué he sentido en aquel momento?” dejó de ser válida y en su lugar formularía: “¿qué he hecho en aquel momento?”. Y se respondería con una acción a esta pregunta.
Medio siglo más tarde, comenzamos apenas a escudriñar “en el pasado” teórico del maestro ruso su propuesta de acciones físicas, que a nuestro juicio más que un testamento constituye su Evangelio. Para ello, Sergio Jiménez inició un trabajo de investigación bastante voluminoso, con objeto de establecer con rigor, la historia de la pedagogía teatral de Stanislasvki, a través de una selección de los textos más representativos e inéditos, no sólo del Maestro sino de aquellos que han seguido o traicionado su pensamiento.
Hoy con este libro podemos hablar de un principio teórico (en cuanto a función pedagógica) que habrá de producir entre las nuevas generaciones de teatristas una nueva propuesta que a su vez reservará nuevas controversias.