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Un Chien andalou es una de las películas fundamentales del surrealismo y del cine del período de vanguardias, resultado de la íntima colaboración entre Luis Buñuel y Salvador Dalí. Ambos trabajan durante el mes de enero de 1929, en la concepción del guión, que titulan provisionalmente Dangereux de se pencher au dedans.
En palabras de Dalí, Un Chien andalou surge de una colaboración fraternal, de una compenetración total entre él y Buñuel. Según el cineasta, el cortometraje es el encuentro de dos sueños, el de Dalí -una mano llena de hormigas- y el suyo -un cuchillo que corta un ojo-.
El resultado es un encadenamiento de secuencias oníricas que transgreden los esquemas narrativos canónicos. En cada una de las secuencias se recurre al uso del tiempo no lineal, de manera que el espectador es incapaz de llegar a comprender la trama bajo un punto de vista convencional. La célebre escena en que el joven sesga el ojo de la mujer con una navaja, al mismo tiempo que una fina nube atraviesa la circunferencia de la luna, se puede interpretar como una invitación a una nueva manera de mirar el cine.