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Un hombre (Álex Angulo) se adentra en una taberna de lo más lúgubre y sombría, se coloca frente al camarero y le pide “una mirinda bien fría”. Una vez que el tabernero intenta cobrarle las 120 pesetas correspondientes a la bebida, comienzan los problemas. A pesar de que la apariencia del hombre que pide el refresco en la barra del bar es calmada, con el tiempo descubriremos que hay apariencias que engañan.