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Ocho y medio (8½) presenta a Guido Anselmi, un famoso director que quiere descansar en un balneario. Realidad e imaginación se mezclan en su mente y el lugar que debería ayudarlo a descansar y relajarse se llena de los personajes que forman parte de su vida. La llegada de su amante Carla, luego de Luisa, su mujer, y de la actriz Claudia, mítico símbolo de los sentimientos más puros, las entrevistas con el productor, los técnicos, los clientes habituales del balneario, verdaderos o irreales que parezcan, aumentan la confusión de Guido y le hacen venir a flote los recuerdos más lejanos de su vida; el asilo, sus padres que encontrará muertos desde hace tiempo en un cementerio. Guido está en crisis. A lo mejor deberá renunciar a la película que está realizando. Cuando ya había abandonado de manera definitiva la idea de su nueva película, en el plató vuelven a aparecer los personajes de su vida. Guido está en medio de ellos e imparte órdenes con un megáfono; todos obedecen de manera armónica y se dan la mano. Forman una cadena que desfila llena de alegría sobre las notas de una marcha de gladiadores.