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Stéfano
Disponible en sala
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Stéfano
Director:
Marcelo Jaureguiberry
AÑO:
2006
DIMENSIONES:
42,5 x 30 cm.
TIPO DE PAPEL:
Ilustración brillo
PAÍS DE ORIGEN:
Argentina
CANTIDAD DISPONIBLE EN SALA:
5
INCORPORADO AL CATÁLOGO:
11.07.2023
CONSULTAS:
60

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“Nosotros, un país de inmigrantes, extrañamos lo que extrañan nuestro padres. A fuerza de silbarnos melodías, de secar la nostalgia en sus ojos, extrañamos por herencia ese pasado que no hemos conocido nunca. Pero estamos aquí, lo que construimos está aquí, y lo que es más importante, nuestros hijos están aquí. Es decir, nuestro futuro está aquí. Esa es la contradicción del inmigrante: tener un pasado en otro lado y el futuro en estas tierras ¿y el presente? ¿Dónde está el presente? No tenemos presente, somos una transición entre un pasado europeo y un futuro americano. El presente vive huyendo. Yo estoy empeñado en encontrarlo. Quiero recuperar el presente, crear mis propias melodías, no ser hijo ni padre”.

Rafael Bruzza, extaído de la obra: El cruce de la pampa.


Armando Discépolo (1887-1971). Entre sus obras teatrales se destacan Entre el hierro, La torcaza, El novio de mamá, el vodevil La espada de Damocles y El movimiento contínuo. En esta última aparece por primera vez la palabra “grotesco” en la escena nacional: corría 1916 y faltaban seis años para que en el país se conociera a Luigi Pirandello (lo que desmiente la versión de que el grotesco criollo sea hijo del genial autor teatral siciliano). Luego llegaron sus obras más reconocidas: Mustafá, Giácomo, Muñeca, Babilonia, El organito, Stéfano, Cremona y Relojero, escritas entre 1921 y 1934. Todas ellas comparten atmósferas depresivas y la exaltación de las contradicciones de sus protagonistas, que -tras una máscara de absurda comicidad- sobrellevan un profundo dolor y viven aferrados a un tiempo avasallado por el “progreso” que los asfixia. Discépolo supo mostrar las miserias de un orden social muy despiadado e injusto a través de la pintura de la vida cotidiana de humildes, fracasados e inmigrantes, creando el “grotesco criollo”, primera y más auténtica expresión del teatro nacional.


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